La siguiente serie de fotografías nos sumerge en la vibrante y auténtica atmósfera de un tianguis tradicional, reinterpretando la moda urbana con un toque de originalidad y arraigo cultural.
La protagonista es Odett, una joven del Estado de México con un estilo distintivo, que nos muestra cómo las tendencias contemporáneas se fusionan con la riqueza visual de estos mercados al aire libre.
Hay algo profundamente bello en el acto de ir al tianguis, algo que va más allá de los objetos que se ofrecen, es en esos espacios donde se puede ver la forma de expresión como un reflejo del esfuerzo diario, de la identidad y del sentido de comunidad.
Los colores, las texturas, las mezclas de estilos no solo hablan de tendencias, sino de historias de vida, de trabajo; de quienes buscan hacer de su día a día algo más que una rutina, algo que vale la pena mirar, admirar y celebrar.
Caminar por un tianguis de la periferia es un recordatorio de que la belleza no siempre se encuentra en lo que está en el centro, sino en los márgenes, la vida en estos espacios no se rige por estándares de lujo ni exclusividad, sino por la cercanía, la espontaneidad como la vitalidad de sus vendedores y compradores.
En un tianguis, cada puesto cuenta una historia; desde la señora que vende frutas hasta el joven que oferta ropa de segunda mano con un ojo experto en las últimas tendencias.
Cada palabra es parte de un sinfín de pequeñas historias que tejen el telar de la cotidianidad, es en este lugar donde lo ordinario cobra un sentido profundo, donde se reafirma la importancia de las pequeñas cosas.
Uno de los aspectos que más resalta en estos espacios es la presencia femenina; abuelas, madres hermanas, mujeres que son el pilar fundamental en estos espacios, la representación misma de la resiliencia y el empoderamiento.
Sin dejar de lado a los varones, que en su mayoría son quienes, con halagos como ¡Pásale, madre. Adelante, güerita!, le dan la sazón a este lugar, a menudo, se les percibe como una expresión típica de un “lugar marginal o vulgar”, debido a las expresiones coloquiales que se utilizan.
Sin embargo, estas palabras forman parte de una dinámica propia de estos espacios, cargada de autenticidad y cercanía, conexión entre personas de distintos orígenes, edades y condiciones sociales donde las barreras se desvanecen y lo que realmente importa es el intercambio genuino.
Es un espacio donde la vida se celebra en su forma más pura, sin adornos innecesarios, pero con un sentido profundo de comunidad y pertenencia.
Así, los tianguis y de la periferia no son solo puntos de intercambio comercial, sino también reflejos de la vida misma, con todas sus complejidades y su belleza intrínseca.
Jozz
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