Ayla Rodríguez y Jon Alavez dan vida al amor primigenio en Amores Materialistas



Hablar de A24 es hablar de riesgo, de cine independiente convertido en fenómeno global. La productora estadounidense ha dejado huella con títulos como Moonlight, Midsommar o Everything Everywhere All at Once, y hoy vuelve a colocar a México en la mira internacional con Amores Materialistas, la nueva película de Celine Song (Past Lives).

Parte de su rodaje se realizó en Durango, con equipo y talento mexicano (como MFX Maquillaje, entre otros). Allí, en una caverna que alguna vez sirvió de escondite a Francisco Villa, se filmó una de las secuencias más potentes de la película. Bajo luz natural, viento y tormentas, los actores mexicanos Ayla Rodríguez y Jon Alavez interpretan a la primera pareja de la humanidad: sin palabras, solo con gestos, miradas y corporalidad.

Vestirse para habitar otro tiempo
El vestuario de Katina Danabassis ayudó a llevarlos a esa prehistoria inventada. Ayla recuerda la minuciosidad: “Tenía capas de fibras naturales, pieles teñidas a mano, todo cosido al cuerpo. Me parece muy interesante cómo la moda acompaña la construcción del personaje: determina cómo te sientes y cómo interactúas con los demás”.
Jon, por su parte, vivió el vestuario de manera casi física: “Me tocó cruzar ríos con botas diseñadas para no resbalar ni dejar pasar el agua. También usé un cuchillo de hueso tan real que llegó a cortarme. Eso cambia tu percepción: el cuerpo ya no está en el presente, sino en otro tiempo”.


Una conversación que transforma
Nuestra charla con Ayla y Jon sucedió por Zoom, con las típicas pausas y desconexiones digitales, pero con algo que quedó claro desde el inicio: había más que entrevista.
Todo cambió cuando, en lugar de hablar de la película, nos detuvimos en la pregunta íntima: ¿por qué eligieron dedicarse a la actuación? La respuesta nos llevó a una conversación que fluía más como charla que como promoción.
“Me mantiene aquí la conexión humana”, dice Ayla. “La posibilidad de mirar al otro a los ojos, de escuchar sin pensar en responder, de generar comunidad en cada producción. El teatro y el cine son lugares donde puedo verme reflejada en el otro”.
Jon comparte desde un lugar igualmente honesto: “Dedicarme a la actuación fue buscarme un hogar. Un espacio donde existir presente y darlo todo. Es la forma más pura de vivir”.
En ese momento, dejamos de hablar solo de una película. Empezamos a entender que lo que ambos transmiten con su trabajo no se limita a la pantalla: es un compromiso con lo genuino, con un arte que busca ser hogar y vida para ellos y para quienes los ven.

Más allá del amor material
Amores Materialistas cuestiona cómo vivimos y capitalizamos el amor en tiempos modernos. Al preguntárselos directamente, Ayla responde que lo importante no es elegir un “quién” sino un “qué”: “Me interesó más el viaje de la protagonista, las preguntas que se hace: ¿qué es el amor? ¿Qué quiero yo?”.
Jon añade una lectura más terrenal: “Me identifiqué con el personaje de Chris Evans: un actor de 37 años que sigue mesereando y que no puede costear la vida que la sociedad exige para una relación. Muchos artistas pasamos por eso. La película me recordó lo que significa buscar una conexión real en medio de todo lo demás”.
El eco en la escena mexicana
Hablar con Ayla y Jon es confirmar que el futuro de la actuación en México no depende únicamente de las grandes producciones ni de la lógica de los números en redes sociales, sino de artistas que se sostienen en convicciones profundas.
Ayla lo dice con claridad: “Sí, en las audiciones preguntan por tus seguidores. Pero lo importante es preguntarte qué tipo de artista quieres ser. El arte es político, todo arte lo es. Cada proyecto es también un rol en la sociedad”.
Jon lo reafirma desde la responsabilidad: “No se trata solo de trabajar, sino de decidir qué historias queremos contar. Como artistas, somos responsables de los mensajes que damos”.


Arte como hogar
Desde The New Black Magazine celebramos esa visión: artistas que ponen el cuerpo y el alma en su práctica, que hacen familia en los rodajes y que no se conforman con la superficie.
Ayla y Jon nos recuerdan que el arte, como el amor, solo cobra sentido cuando se convierte en un espacio de conexión humana. Y que, desde una caverna en Durango (en la que se escondía Pancho Villa), también se pueden contar historias universales que atraviesen fronteras.
📌 A24, Ayla Rodríguez y Jon Alavez en Amores Materialistas: una oportunidad para volver a lo esencial, para mirar en los ojos del otro y recordar por qué seguimos contando historias desde el inicio de la humanidad.
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